No valía la pena pedirle su número, rara vez contestaba, si es que traía móvil, sólo quedaba esperar, era una cuestión de libertad, uno de esos resabios de resistencia tecnológica.
Dadas las circunstancias resultaba más sencillo presentarse en el bar y preguntar por ella, ese método era más provincial y menos severo. Y cuando los tiempos coincidían bastaba con aguzar la mirada y encontrarla en una mesa absorta en sus pensamientos con cerveza en mano.
El saludo de mejilla sobraba, ante un choque de cuellos de botellas y una cajetilla estirada.
Así eran nuestros días antes de que partiera a la playa.
@GregorioSU
Goyette Dos Gallos
5 de junio de 2012
3 de junio de 2012
De luna y tatuaje
Me hablaba de la luna y su resplandor mientras yo fingía escucharla, admiraba una suerte de tatuaje musical que llevaba en la cadera.
Ya habíamos alargado varios cigarros y desbordado el cenicero absortos en el amarillo de las páginas inquilinas sobre el buró.
Ella seguía en el balcón esperando que fuera ya de mañana sin el tramite de una noche eterna y que esa luz estelar no se pierda sin antes decirle adiós.
@GregorioSU
Ya habíamos alargado varios cigarros y desbordado el cenicero absortos en el amarillo de las páginas inquilinas sobre el buró.
Ella seguía en el balcón esperando que fuera ya de mañana sin el tramite de una noche eterna y que esa luz estelar no se pierda sin antes decirle adiós.
@GregorioSU
15 de enero de 2012
Un domingo solitario
Me he regalado años ajenos, porque soy un cínico, que camina sin las ganas de la palabra, me detengo en las visiones formuladas por una necesidad originada de la soledad.
Nunca le he cantado a las plantas, a veces me acerco y beso la tierra, esa que escupen millones; huele y se acerca el polvo, ya no hay zumbidos cerca.
A veces los sueños son la burla del lejano destino, me siento y suspiro, yo camino solo, arrastro los talones, desgasto la mezclilla, mis zapatillas rotas van, no es pobreza, es una afrenta para un domingo solitario.
24 de julio de 2011
Sólo quiero hablar
Sólo quiero hablar, gesticular y consumirme en una cueva, de esas que te ahogan, que te arrancan la saliva, tumbarme a un costado y ansiar un cigarro.
@dosgallos
19 de julio de 2011
14 de julio de 2011
Entre nazis y Neruda
Serán esos ojos que temen ver de frente cuando se revela el sentimiento, las manos frágiles que apenas descubren el hueco de otras, los cigarros apresurados que se escapan mientras mantenemos la noche nuestra.
Tímidos son los rostros que se desprenden de los anteojos por temer chocar en los besos, es la madrugada que habla y distrae la atención de la ausencia de la cama.
Entre nazis y Neruda se pretende la calma, de corazones rotos y disparados a la espera del pronto gemido y brama.
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